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AFA Maciel Raúl Grimi

 

Con algo por Decir
 

De: Daniel Della Bianca

Recita: Eugenio Sanczuk

Música de: Víctor Chenna   Intérprete: Gerardo Bautista

 

Muchos dicen que el pasado
ha sido un tiempo mejor,
y es posible que el color
del paso de nuestra infancia
nos entregue a la distancia
una imagen diferente,
y ya no está aquella gente
que habitaba mi vieja calle,
y aquí cuento con detalle:
Lo que ha guardado mi mente.

El paisaje de aquel tiempo
lo recuerdo con ternura,
era la vida más pura,
y hasta la estrella más alta
adornaba mi calle salta
y no existía urgencia,
era dueña la inocencia
y se formaban las ruedas
que de vereda en vereda
alegraban la existencia.

Sale el sol  y en su llegada
el día viene naciendo,
las vecinas van saliendo
con el mate hasta la puerta,
la mañana se despierta
y ya gira la redonda,
se arman los juegos de ronda,
la Farolera arremete
y remonta un barrilete
que colea despacito,
el ovillo está en el Campito
y tiene quien lo sujete.

En ese inmenso escenario
la niñez fue transitando
y mi calle cobijando
a los que allí se afincaron,
mis cuatro abuelos quedaron
hasta el final de sus días
y fue la bicicletería
el lugar de alguna cita,
enfrente Doña Paquita
y cruzando Doña María.

Era un tiempo donde las calles
se plagaban de mariposas,
una edad donde las cosas
se ven de distinto modo,
donde nacen los apodos
y se juntan figuritas
y el empacho con tortas fritas
te lo curaba Ramona,
en esa vieja casona
con el Tuna Y Angelito
y al lado, bien pegadito
Doña Italia y su redoblona.

Rememoro dulcemente
la salida de mi casa
caminito de la plaza
se observaba aquel pasillo,
en el fondo el conventillo
cobijado por el cielo,
y la fábrica de hielo
que con el tiempo se fue,
el Banco de Santa Fe
en la esquina ya instalado,
y de mi maestra al costado
Doña Julia en una mesa,
hoy hay un cartel que reza:
Aquí Centro de Jubilados.

Y voy mirando hacia adentro
adonde late la vida,
donde se ven las heridas
entre cardales y rosas,
veo tardes silenciosas
perfumadas de pan casero,
el saludo tan sincero
en mi campito adorado
con recuerdos de mil picados
que ha guardado ese potrero.

Adonde estarán  los chicos?
quisiera poder buscarlos,
y tal vez al encontrarlos
y aunque arrugada la piel,
en un barco de papel
por la zanja navegando,
les diría; que está faltando
de aquel tiempo la alegría
o esa eterna filosofía
que guardaba mi calle Salta
y que hoy hace tanta falta
en la lucha de cada día.

Yo que anduve por la vida
viento en contra muchas veces,
hay noches que me parece
que escucho tu canto noble,
y una fila de fresnos y robles
se forman sobre mi mente
y quisiera simplemente
hacia el pasado volar,
sobre el barro chapalear                      
aunque me ligue un castigo…               
Mi calle Salta te digo: Jamás te podré olvidar
                                                                                          
      

 

 

 

 

 

 

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